Blanca Botero es una artista visual cuya investigación gira en torno al paisaje, la temporalidad y las relaciones entre naturaleza, tecnología y percepción. Considera el dibujo expandido como el eje de su práctica: un medio que se abre al espacio, al sonido y a distintos dispositivos y tecnologías para explorar formas sensibles de relación con el entorno. Desde allí, su trabajo se despliega en instalaciones inmersivas, proyectos de campo, video, fotografía, series y procesos colaborativos, donde el gesto gráfico funciona como herramienta de observación, pensamiento y cuidado. En sus proyectos, Botero examina ecosistemas reales y especulativos construyendo una obra entrelazada que orbita en torno a un conjunto de ideas fundamentales y en permanente evolución.
Sintonía
Este videoclip es el registro de la primera vez que tuve la certeza de estar en la conciencia de un pez, como probablemente podrá notarlo si tiene la paciencia de ver el clip completo (1’48”).
OLEOAGUA (2015), CRISOLES (2019) y TINERHIR (2022) forman parte de mis exploraciones sobre la sintonía con formas de vida no humanas. Esta búsqueda comenzó en mi infancia, durante las jornadas de pesca con mi papá en el Caño Nare. Allí imaginaba el punto de vista del pequeño pez que entra en una trampa hecha con una botella de vidrio y, en vez de quedar atrapado, recuerda el camino de salida para evitar convertirse en alimento de peces mayores. Esa temprana intuición por comprender otras perspectivas ha guiado, desde entonces, gran parte de mi práctica artística.
Usualmente me refiero a aspectos críticos del uso que los seres humanos hacemos de los recursos que compartimos con otras especies del planeta. Trabajo sobre problemas relacionados con la percepción y la escala, y también aludo a la tensión y la inequidad que encuentro en las relaciones entre los humanos y todas las demás especies.