Casatierra, 2015
Diseño Mural CIVITAS - Uniandinos, 2023

Medidas: 1,80 metros (Alto) x 30 metros (Largo)
Técnica: Mural - impresión de imagen sobre cerámica esmaltada mate
Año: 2023
Autora: Blanca Botero
Descripción: El eje del mural es una serie de doce árboles altos distribuidos a lo largo del dibujo que se presentan desde el punto de vista de un observador de baja estatura ubicado a escasos centímetros del tronco, mirando hacia arriba, punto de vista que podría ser el de un niño pequeño o de un perro. Las especies dibujadas son Nogal, Urapan, Higuerón, Aguacatillo, Arboloco, Caucho de Tequendama y el Yarumo plateado. Sin referencia a escala, hay dibujos de aves, insectos, mamíferos, flores, frutos y líquenes distribuidos a lo largo del muro, donde todos corresponden a especies que habitan los árboles altos de Bogotá. Hay espacios libres de dibujo porque considero que la cuadrícula del mural debe tener su propio protagonismo. Me parece que la idea no es rellenar todo como en una pintura, sino permitir sentir lo propio de un mural: la materialidad y las líneas, el dibujo y el emboquillado, que como especie de urdimbre y trama, teje, conecta y alude al entramado que es la red formada por reservas, humedales, parques (grandes y de bolsillo), separadores de avenidas, patios y jardines de la ciudad; red-casa donde viven infinidad de especies y que la usan para viajar entre los cerros y los humedales, entre el norte húmedo y el sur más seco.
Síntesis conceptual: En cientos de formas recibo mensajes sobre la actual o la inminente destrucción de varias formas de vida en la Tierra y de la necesidad de actuar conjuntamente para detener la catástrofe. Como lo entiendo, la solución incluye efectivas acciones en frentes diversos como la conservación y regeneración de ecosistemas (bosques, océanos, pastizales, manglares, pantanos, permafrost, marismas mareales y praderas marinas) y la reducción rápida y permanente de emisiones provenientes de combustibles fósiles. Son muchos problemas y demasiadas posibles acciones por emprender, entre ellas la de educar, con la confianza en que el mensaje llegará a personas que escuchan y abandonan los hábitos de consumo nocivos. Percibo la particular sintonía de los niños, que preocupados por su futuro, escuchan, confían y actúan, y por eso propongo un mural sencillo sin pretensiones conceptuales sofisticadas, que pueda usarse por niños y por no tan niños para jugar a identificar las especies bogotanas allí presentadas y que deseablemente dispare la curiosidad y las ganas de cuidar lo que tenemos.
Habiendo comprendido que los arboles altos son descomunalmente importantes, y que afortunadamente nuestra isla de calor tiene bastantes de ellos, mi diseño presenta algunos de los arboles altos que hay en la ciudad y algunas de las especies que en ellos tiene su casa permanente o temporalmente, como es el caso de la Reinita, ave migratoria boreal que viaja desde Canadá, cruza América del norte por las carolinas, atraviesa el golfo por Yucatán y las islas del caribe para entrar a Colombia por la ciénaga de Santa Marta y posarse en los Urapanes de la sabana, incluidos los Bogotanos, para alimentarse de los insectos que están en la parte alta de dichos Urapanes. Como dijo Vicky Vergara, no sabemos la sorpresa que es Bogotá; Yarumos, Higuerones, Aguacatillos, Arbolocos, Cauchos de Tequendama, Nogales, Cerezos, Pinos romerón, Urapanes… a falta de ser pájaro o dron, yo los miro a través del lente de mi cámara desde el punto de vista que comparto con mamíferos, algunas aves (i.e. pavas), insectos, musgos y microorganismos que viven en ellos y que involucro en el dibujo.
Es muy demorado lograr arboles altos, así que es mejor cuidarlos. “Resultó que, en general, las acciones más eficaces desde un punto de vista medioambiental son las más económicas, y a su vez, las acciones menos eficaces son las mas caras.” (De Garrido, 2011). El nuevo paradigma, me parece, está redibujando la relación del humano con las demás especies vivas. Respetarlos, admirarlos y quererlos, porque nuestros arboles altos son casas y corredores que usan nuestros vecinos no humanos para viajar entre los cerros orientales y los humedales del occidente de la ciudad. Los árboles son santuarios. Quien sabe hablar por ellos, quien sabe escucharlos aprende la verdad. No predican doctrinas y recetas; predican, indiferentes al detalle, la ley primitiva de la vida. Wanderung (Herman Hesse, 1912).